Desde que, a partir de 1979 principalmente, los exhumanos se volvieron cada vez una certeza más innegable, el mundo ha vivido en una creciente ola de miedo con respecto a ellos, agravada por los numerosísimos conflictos que hoy día solemos llamar la Guerra Mundial E. La respuesta del mundo, en general, ha sido dotarse de mecanismos, instituciones, organismos, etc. para minimizar y controlar el poder y la capacidad de acción de los exhumanos, el daño que pueden hacer y las posibilidades para tomar el poder que tienen.
El país ejemplar en esto son los Estados Unidos, que en buena medida sirven como ejemplo a seguir para los demás. Detrás del Acta Volstead, del Acta Woodman y la creación del FBE lo que existe es una poderosa maquinaria legal y de represión puesta al servicio del Estado para controlar y someter a los exhumanos. Pero, tras esta maquinaria visible con sus helicópteros negros y sus fuerzas de choque especiales, lo que existe es también una poderosa maquinaria mediática que, desde Hollywood a los platós de la CNN, enseña desde pronto que los exhumanos son los villanos, que dan miedo y que, si alguien exhuma, más le vale rápido ir a Emblemarse o las consecuencias será terribles. Así, el poder del miedo es doble: de los humanos hacia los exhumanos (traducido en la maquinaria de represión) y de los exhumanos hacia si mismos y los demás (traducidos en el Emblemado, la inseguridad, la sensación de ser ciudadanos de segunda, etc.).
En buena medida, el modelo americano es el que aspiran a copiar todos los países del mundo, algunos con mayor éxito que otros. En buena medida, con diferencias concretas para cada situación, se puede considerar que es el modelo que rige en cada una de los Estados del primer mundo, desde la Unión Europea a Japón, Canadá, Australia, etc. países todos ellos donde la xenofobia y los discursos racistas han crecido, como en EEUU, a la par que la maquinaria para reprimir a los exhumanos; aunque, en buena medida, las unidades similares al FBE carecen de los recursos de este y, ocasionalmente, solicitan ayuda a los americanos, especialmente a Sentinel y a Orchard cuyos poderes son irrepetibles.
Si descendemos en el nivel de riqueza y/o en el de libertades y democracia, lo que vemos pronto es que el aparato funciona peor porque es un mecanismo muy caro de mantener. Países como China, Rusia, Brasil, Argentina, etc. carecen del dinero necesario para mantener las muy costosas unidades de élite extremadamente bien equipadas con las que cuenta el FBE, de modo que lo compensan con un extra de violencia y miedo. Como no son capaces de controlar a los exhumanos más poderosos, la solución es hacer caer las consecuencias de sus actos ilegales no solo sobre ellos sino también sobre sus seres queridos y, en muchos casos, de modo que se viole la ley porque son Estados donde el impero de la ley no se mantiene con la misma fuerza. Secuestros nocturnos de exhumanos, Emblemaciones forzosas y ejecuciones sumarias de exhumanos (reales o supuestos) son mecanismos habituales en estos países donde el miedo y la violencia sustituyen a la eficacia de los gobiernos y sus herramientas.
Rebajando aún más el nivel de riqueza y de eficacia institucional se llega a los Estados fallidos o casi fallidos, muchos de los cuales no cuentan con políticas claras en ningún sentido. Lugares como el Congo, Afganistán, etc. son lugares donde en realidad los gobiernos pintan poco, son las tribus y los señores de la guerra los que dictan la ley y, mientras no molesten fuera, el resto les dejan hacer. A nivel general, las situaciones varían por completo en estos países, desde lugares donde los exhumanos son lapidados hasta la muerte a otros donde son tolerados mientras sirvan al señor de la guerra local para mantener el poder. Precisamente por la ausencia de un poder centralizado y su capacidad represora, muchos de los lugares donde los exhumanos más poder han alcanzado se encuentran en estos países, al fin y al cabo pocos señores de la guerra pueden enfrentarse a alguien que es inmune a las balas y capaz de levantar un elefante. De modo que no pocos de los señores de la guerra y dictadores de África y regiones similares son exhumanos, de modo abierto u oculto.
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