El proceso de Emblemarse es obligatorio para todo exhumano tras el Acta Woodman en Estados Unidos y similares leyes en buena parte de Europa y otros países. Empieza con la constatación de que alguien no Emblemado es un exhumano y termina unas pocas horas después.
Así, el primer paso normalmente empieza cuando alguna unidad portátil o el detector de un aeropuerto o similar da un primer positivo en torno a que un humano ha dejado de serlo y es un exhumano. Estos detectores son bastante sencillos y se encuentran en cualquier instalación segura junto con detectores de armas y demás. Lo único que hacen es un suave pinchazo que, en una lectura genética rápida, constata que el código genético de quien se ha pinchado no ha sufrido ninguna de las mutaciones asociadas con los exhumanos.
En caso de que alguien de positivo en uno de estos escáneres, el FBE rápidamente hace su aparición para llevar al sujeto a una de las comisarías preparadas para el proceso de Emblemado. Una vez en ellas, se hace pasar al sujeto sin acompañantes a una primera sala de espera donde se le hace una nueva prueba de sangre con una máquina más sofisticada que garantiza si el código genético es humano o ya no. Si lo es, entonces puede volver a casa sin problemas, si no lo es se verá obligado a ponerse por primera vez unas esposas particulares que tiene el FBE para lidiar con exhumanos, de un color metálico azulado.
Se le lleva a una primera sala donde tiene que facilitar todos sus datos (nombre, lugar de nacimiento, etc.) a un funcionario del FBE que registra todo en la base de datos del organismo, quedando así su identidad marcada como la de un exhumano. Escoltado por agentes del FBE, se le hace pasar a una sala posterior más segura y aislada del exterior donde, en torno a una mesa, se le practica la última muestra de sangre que es introducida en una máquina especial que la analiza con cuidado y detalle.
Este análisis directamente identifica todos los poderes que esa sangre contiene e imprime un Emblema correspondiente a los mismos que el exhumano deberá llevar visible en todo momento. Mientras tanto, el burócrata del FBE procede a darle unas lecciones básicas sobre cómo controlar sus poderes (básicamente, mantenerse alejado de fuentes de stress y demás) y cómo vivir una vida de provecho dentro de su nuevo status como ciudadano de segunda clase.
Después de ello, y ya con el Emblema en el brazo, el exhumano es libre de reintegrarse en su vida como mejor pueda, enfrentándose desde entonces al miedo y rechazo que conlleva su nueva condición.
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